Empiezo mañana

Estoy apunto de caerme por un precipicio de 100 metros que ha aparecido de la nada en la puerta de mi casa cuando suena el despertador. Uf, por poco.

7 y media de la mañana. Entreabro como puedo el ojo izquierdo y me acerco a la cara la pantalla del móvil hasta que consigo ver algo. Dos emails de publicidad, 463 mensajes del grupo de mis amigas y alguien aleatorio invitándome a construir una granja en facebook.

Qué emocionante, empezamos bien.

Oigo la lluvia por la ventana y vuelvo a taparme hasta los ojos. Con lo bien que estoy yo en la cama…¿Y si me quedo? No se, puedo decir que me ha dado un ataque de apendicitis o que mi perro se ha comido el despertador. Seguro que nadie sospecha.

Pero y mi madre… ¿qué le digo a mi madre? Venga, mejor me levanto. Qué pereza. Un día más.

Y así sucesivamente. Sobrevivir como puedo durante 15 horas pensando que cada vez queda menos para volverme a acostar. Para poder bajarme del mundo por un tiempo.

Pero hoy no me apetece. No, no estoy dispuesta a perder ni un día más de mi vida. No estoy dispuesta a seguir corriendo, creo que no. Que necesito parar.

Me veo simplemente incapaz de dar ni un paso más sin saber a donde voy. Porque no lo entiendo. No entiendo esta forma de vivir a la que nos hemos acostumbrado. No entiendo por qué nadie se para a preguntarse algo tan sencillo como, ¿para qué?.

Para qué estoy yo aquí, qué pasa conmigo. De qué le sirvo yo al mundo exactamente.




Y he llegado a la conclusión de que nadie se hace estas preguntas porque nadie sabe contestarlas. Es mejor vivir deprisa para no pensar, sobrevivir el día a día centrados en solucionar nuestros problemas de hoy, y todo lo demás…Todo lo demás puede esperar.

Pero hoy me planto. Y si realmente nadie tiene la respuesta, nadie va a saber decirme qué narices estoy haciendo yo aquí, entonces tengo claro que voy a dedicar hasta el último minuto a intentar averiguarlo.

A intentar adivinar qué es eso que tengo yo que el mundo necesita. A inventarme la forma de hacer con mi vida, un poco mejor la de los demás.

Y he decidido que empiezo mañana, en el mismo momento en el que suene el despertador.


En ese momento en el que decida salir de la cama con la convicción de que si yo no me levanto,  ese día el mundo será, sin duda, un lugar peor.







Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares