El camino correcto


“Reír mucho y a menudo
Ganarse el respeto de la gente inteligente y el cariño de los niños
Conseguir el aprecio de los críticos honestos 
Y aceptar la traición de los amigos falsos
Apreciar la belleza
Descubrir lo mejor de los demás
Dejar el mundo un poco mejor
Ya sea mediante un niño sano, un trozo de jardín 
o el rescate de un grupo social
Saber que al menos una vida respiró mejor porque tú exististe

Eso es haber tenido éxito.”

No puedo coincidir más con la descripción que Ralph Waldo Emerson hizo en su momento de lo que era, para él, el éxito.

Y es que en estos días creo que cada vez es más necesario pararse un segundo en el camino a comprobar la dirección que hemos tomado y confirmar que, efectivamente, avanzamos hacia él.

Porque, si me preguntan, éxito para mi no es otra cosa que encontrar tu misión en este mundo y trabajar cada día para morir con la certeza de que diste el máximo por realizarla. Y realizarla como el mejor.

Lo complicado es que el camino, cuando es el adecuado, casi nunca es fácil. Y cuando se opta por el camino más fácil, el que suele producir más satisfacción en el momento presente, inevitablemente llega un día en el que uno se da de boca contra el suelo.

Un día en el que, sin querer, te encuentras con que ese camino, esa vida perfecta que creías haber elegido, te lleva al mayor vacío que puede sentir un ser humano: sentirse total y completamente inútil.

Si me preguntan qué me da miedo probablemente sea una de las cosas que primero me venga a la mente: me aterra sentirme perdida hasta el punto de no saber para qué vivo. No encontrar mi finalidad en este mundo, no sentir que aporto algo que nadie más podría dar.

Y no es prepotencia, no es que me sienta (ni piense que haya que sentirse) indispensable. Pero lo que sí pienso es que no hay mayor felicidad que la de levantarse cada día con la seguridad de que el mundo es un lugar mejor porque tú estás en él. Y no porque tú seas mejor que los demás, no. Si no porque estás cumpliendo tu misión, dando cada día lo mejor de ti y haciendo más feliz a todo aquel que se cruza en tu camino.


Así de sencillo y de complicado es el éxito. Nada más y nada menos que pasar por este mundo para hacer algo con tu vida de lo que un día puedas sentirte plenamente orgulloso y, hasta que ese día llegue, luchar y disfrutar de tu camino como el que más. 







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